El Ayuno
“¡Oh creyentes! Se os ha prescrito el ayuno al igual que se les prescribió a los que os precedieron. ¡Para que alcancéis la piedad".1
(El Sagrado Corán)
El ayuno es evitar comer, beber y mantener relaciones sexuales desde la salida del sol hasta su puesta únicamente para ganar la complacencia de Dios. El ayuno, como la oración, el azaque y la peregrinación, es una de las principales formas de adoración que se prescrito a las personas a través de todos los profetas.
Según el Islam, el ayuno es una obligación para cada musulmán que llega al mes de Ramadán, que tiene completas capacidades mentales y llegó a la pubertad. Aquellos que están enfermos o de viaje, así como las mujeres embarazadas y lactantes, pueden recuperar posteriormente el número de días que no pudieron ayunar en Ramadán. Los pacientes con enfermedades crónicas, sin importar la edad, y las personas mayores que ya no pueden ayunar dan "fidya" por cada día de ayuno. Fidya es el pago de una comida para satisfacer a una persona necesitada. Aquellos que no tienen la capacidad económica para esto piden perdón a Dios. Después de todo, Dios es justo y la fidya es un pago que fortalece la solidaridad social con ocasión del ayuno, y el valor de esta adoración es demasiado alto para ser medido con algo material.
El Islam alienta a ayunar días además del mes de Ramadán. El ayuno en el mes de Shawwal, que sigue a Ramadán, el de los lunes y jueves de cada semana y el de los días trece, catorce y quince de cada mes lunar, fueron especialmente recomendados por el Profeta (s.a.s). Nuestro Profeta también explicó el mérito del ayuno en el décimo día de Muharram, es decir, el día de Ashura, junto con un día antes o un día después.
En el Islam, hay días en los que se recomienda ayunar y otros en los que se prohíbe. El ayuno está prohibido el primer día de la Fiesta de la Ruptura del Ayuno (Eid al-Fitr) y los cuatro días de la Fiesta del Sacrificio (Eid al-Adha) porque estos días fueron declarados días de regocijo para los creyentes. Además, no es apropiado ayunar solo el día viernes, considerado como el tiempo de regocijo de la semana, a menos que se ayune junto con el día anterior o el siguiente.
Para hacerle justicia al ayuno, el musulmán debe llevarlo a cabo no solo con su estómago, sino con todos sus órganos. Los ojos no deben ver el mal, sino el bien; el oído debe escuchar lo bueno, no el pecado; la lengua debe decir cosas beneficiosas o callar; y el corazón debe tener intenciones buenas y mantenerse alejado de los malos deseos. Dios no necesita que una persona se prive de comida y bebida por el ayuno sin que abandone la mentira, el chisme y el engaño.
El ayuno educa a las personas al liberarlas de los deseos excesivos y las ambiciones del ego. Le enseña paciencia, gratitud, confianza y el valor de las bendiciones y la salud. Le da salud a su cuerpo, bienestar a su mente y regocijo a su corazón. Asegura el alcance a la conciencia del tiempo, gracias a la necesidad de levantarse antes del alba para comer, y a la abundancia de la caridad, al reunir a las personas con los necesitados en las cenas de iftar.
1 La Vaca, 2:183.
19