El Musulmán es Amigo de su Entorno

"Si la Hora Final llega mientras tienes el brote de una planta en tus manos y es posible plantarlo antes de que llegue la Hora, debes plantarlo".1
(Muhammad (s.a.s.))
Dios le enseñó al ser humano su entorno desde el inicio de su vida en la Tierra, le explicó los códigos del significado del universo y le enseñó cómo desarrollar una relación con la naturaleza. De hecho, hay muchas aleyas en el Corán, el último libro divino, que explican el funcionamiento del universo, el equilibrio y el orden entre los seres, el propósito de la creación, y la existencia, el poder y la sabiduría del Creador Supremo.
Todos los seres del universo, desde el más pequeño hasta el más grande, tienen un valor espiritual más allá de su valor físico debido a que todo lo que hay en los cielos y la tierra testifica la perfección de Dios. Desde los pájaros hasta las piedras, desde las plantas hasta las hormigas, desde el Sol hasta las estrellas, no hay un solo ser sin alma, sentimientos o propósito. El significado que el Islam atribuye al medio ambiente se basa especialmente en el principio de que todos los seres tienen un valor intrínseco derivado de ser parte de la Creación.
Según el sistema de pensamiento islámico, el medio ambiente fue creado por Dios, es controlado y gobernado por Él en todo momento, y se le entrego al ser humano como una encomienda. Eso se debe a que los seres humanos, entre todas las criaturas, son aquellos que pueden percibir el entorno, moldearlo, utilizarlo y establecer un vínculo con el Creador al nivel más alto. Por esta razón, Dios ha puesto la naturaleza y todo lo que hay en los cielos y la tierra al servicio del ser humano, pero eso no significa que tenga el derecho de hacer uso de la naturaleza sin observar ciertos límites. El ser humano no es el amo del universo, sino su protector. Él será responsable ante Dios, si daña el medio ambiente al actuar en base a sus deseos, o lo destruye por el afán del poder y las ganancias.
Dios ha creado la Tierra como un espacio para que vivan no solo los humanos, sino también los animales y las plantas. Por esta razón, el musulmán protege el derecho a la vida de los animales y las plantas, y los trata con escrúpulos, compasión y misericordia. El Profeta (s.a.s) dijo que incluso un gorrión asesinado injustificadamente denunciará su caso a Dios en el Día del Juicio.2 Por lo tanto, en el Islam, la ética ambiental es mantener una postura alejada del egoísmo, el materialismo, la ambición y la codicia.
El universo, con toda su belleza, es el regalo del Creador Supremo para la humanidad. El medio ambiente permanecerá puro en su propio sistema a menos que la humanidad intervenga con su mano, lo envenene y lo destruya. El musulmán toma la responsabilidad con respecto al medio ambiente, lo protege y vive en armonía con él, ya que es el tesoro más valioso y el futuro del ser humano.


Ibn Hanbal, III,184.

Nesai, Sacrificios, 42.

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