El Sacrificio
"Dios no necesita de la carne ni de la sangre (de vuestras ofrendas), Él desea que vosotros alcancéis la piedad".1
(El Sagrado Corán)
El sacrificio es degollar en un momento determinado a un animal que cumple ciertas condiciones con el fin de adorar a Dios, exaltado sea. Al igual que todas las adoraciones, el propósito principal del sacrificio es acercarse a Dios y ganar su complacencia. Por lo tanto, es una declaración de respeto y entrega de los siervos piadosos, aquellos conscientes de su responsabilidad hacia Dios.
El sacrificio es una adoración que se ha ordenado a todas las comunidades desde Adán (a.s). Cuando hacen el sacrificio, los musulmanes recuerdan a los hijos de Adán (a.s), Abel y Cain, incluso en nuestros días. Abel obedeció la orden de Dios de la mejor manera y ganó, mientras que Cain perdió con su actitud celosa y tacaña.
El sacrificio también conmemora la prueba de sumisión a la que fueron sometidos Abraham (a.s) y su hijo Ismael (a.s). Cuando Abraham (a.s) demostró que sacrificaría incluso lo más preciado para él, Ismael, en el camino de Dios, fue recompensado con un carnero, que fue sacrificado en lugar de su hijo.
El profeta del Islam, Muhammad (s.a.s), hizo el sacrificio cada año hasta su fallecimiento, comió de la carne del animal y su familia también, ofreció de ella a sus amigos y distribuyó una parte a los pobres.
Aunque sacrificio se entiende por el animal degollado durante Eid al-Adha, hay diferentes sacrificios que se hacen a lo largo del año como adoración. Los más comunes son hechos por una promesa hecha a Dios, agradecimiento hacia Él, una expiación o una aqíqa (nacimiento de un bebé),. Existen diferentes preceptos religiosos relacionados con el sacrificio.
El significado del sacrificio es resumido en las siguientes palabras del Profeta (s.a.s): “He dirigido mi rostro hacia Aquel que creó los cielos y la tierra, como monoteista (hanif), y no soy de los asociadores. Ciertamente mi oración, mi sacrificio, mi vida y mi muerte le pertenecen a Dios, Señor de los mundos, Él no tiene asociados, con esto he sido ordenado y soy de los musulmanes. Dios mio, este sacrificio viene de ti y ha sido ofrecido por Muhammad y su comunidad para tu complacencia".2
El musulmán que hace el sacrificio lleva a cabo este tipo de adoración con el objetivo de obedecer el mandato de su Señor, gastar en su camino las bendiciones que le ha concedido y purificarse. Además, al protegerse de la pasión por los bienes y la mezquindad, la persona disfruta la alegría de ayudar y hacer el bien en el camino de Dios. Hace sonreír a los necesitados, los perjudicados y los huérfanos, comenzando por los más allegados. Así, el sacrificio mantiene vivo el espíritu de la hermandad, la solidaridad y la cooperación de la comunidad musulmana y contribuye a la implementación de la justicia social.
1 La Peregrinación, 22:37.
2 Abu Dawud, Dahaya, 3-4.
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