El Último Profeta: (Muhammad (s.a.s.))

"!Oh Profeta! En verdad te hemos enviado como testigo, anunciador de buenas nuevas y advertidor".1
(El Sagrado Corán)
El Profeta del Islam Muhammad Mustafa (s.a.s) es el siervo y Mensajero de Dios, el último de los profetas. Toda persona que acepta el Islam es responsable de dar el testimonio de fe (shahada), es decir, dar testimonio de que "no hay más deidad que Dios y Muhammad es su siervo y mensajero".
El Profeta Muhammad fue enviado como una misericordia al universo y llevó a la sociedad de violencia e ignorancia en la que vivía a la misericordia y la justicia. Durante su misión profética de 23 años, construyó una sociedad islámica ejemplar con paciencia, determinación, fe y compasión.
El Profeta es el ser humano ejemplar que mejor entiende el Corán y lo refleja en cada aspecto de su vida. Es el mejor ejemplo para todos los musulmanes, tanto de su entorno como de todas las épocas y geografías. Incluso antes de convertirse en profeta, era un hito de virtud y moralidad conocido en La Meca como "Muhammad al Amín" (Muhammad el Veraz/el Digno de Confianza). Nunca comprometió su honestidad o integridad y enseñó justicia, respeto por los derechos humanos y por los protegidos, así como el valor del conocimiento y la importancia de la consulta con los demás.
Sabemos por lo que relataron sus compañeros, los creyentes que vivieron con él, que el Mensajero de Dios (s.a.s) no conocía límites en la generosidad y la caridad. Nunca en su vida se comportó de una manera hiriente hacia una persona que le servia o hacia su esposa. Vivía con sencillez y modestia, y se enojaba solo cuando se trasgredían los limites de Dios; a excepción de esas ocasiones, era comprensivo, indulgente, tolerante y amable con todos. Era una persona sin igual, de buen corazón, cara sonriente, voz tranquilizadora y postura noble.
El camino a Dios es a través de adherirse y obedecer al Profeta (s.a.s). La receta para la tranquilidad en este mundo y para la salvación en el Más Allá para todos los musulmanes es amar al Profeta (s.a.s) y llevar una vida de acuerdo a su Sunna (sus acciones, palabras, comportamientos y aprobaciones silenciosas).


La Coalición, 33:45-46.

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