El Último Libro Divino: El Sagrado Corán

"He dejado entre ustedes el Libro de Dios, y si se aferran a él, nunca se extraviarán”.1
(Muhammad (s.a.s.))
El Corán es la última revelación y el último libro con el que Dios, exaltado sea, se dirige a la humanidad. Esto lo hace a través del Profeta (s.a.s). Dios declara expresamente que Él mismo envió el Corán y que Él mismo lo protegerá hasta el Día de la Resurrección.2 Las características más distintivas del Corán en comparación a otros libros sagrados es que no fue enviado a una región o a un pueblo en específico, sino a toda la humanidad y que nunca ha sido ni será alterado.
La creencia en este libro sagrado es una condición para ser musulmán. El Corán es la fuente principal del Islam. El Islam comenzó a llegar a la humanidad el día en que empezó a descender el Corán y llego a la perfección cuando se completó su revelación.
El Corán es una admonición de nuestro Señor y es una cura para los corazones. Es la más bella de las palabras y el milagro más grande del Profeta Muhammad (s.a.s). Es una cuerda sólida a la que los creyentes deben adherirse colectiva y fuertemente, y es fuente de guía y de misericordia.
La felicidad en el mundo y en el Más Allá se encuentra oculta en el Corán. La aclaración de los temas controvertidos y la información de muchos eventos del pasado y del futuro se encuentran en el Corán para la humanidad. Los principios de la fe, la adoración y la moralidad son determinados con el Corán.
Para el musulmán, leer, enseñar y aprender el Corán es tanto una responsabilidad como una buena obra. ¡Por supuesto que el Corán no fue revelado solo para ser leído! Fue enviado también para que las personas piensen, se esfuercen por comprenderlo y lleven una vida de acuerdo con sus versos o aleyas. Es el Profeta (s.a.s) quien entiende, explica y transmite a su vida de la mejor manera los mensajes del Corán. Por lo tanto, la elección ideal para cualquiera que quiera caminar por el camino correcto, iluminado por el Corán, es tomar como ejemplo la vida de Muhammad (s.a.s).


Muslim, Peregrinación, 147.

La Senda Rocosa, 15:9.

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